Las adolescentes de hoy en día cargan los males de la sociedad moderna. No todos los embarazos de madres adolescentes fracasan, en la tarea de criar y construir la personalidad de sus hijos. Pero en muchos casos, existen fracasos , frustraciones, inexperiencia, porque ser madre no es sencillo, y lleva una labor diaria y para toda la vida.
He leído un testimonio de una adolescente de 17 años, y quería compartir con vosotros los cambios que sufre un adolescente al estar embarazada.
Creo que este testimonio es muy interesante, porque lo cuenta la persona que vivió la situación, quizás haga que muchas adolescentes reflexionen y tomen precauciones, sobre todo porque cada día la iniciación a la vida sexual se acorta más y la información no es la suficiente
- Desde el primer día que supe que estaba embarazada surgieron los obstáculos. Experimente muchas inquietudes , miedos y temores, llore muchisimo , porque debia enfrentar a mis padres para darles la noticia.
Reconozco que no preste mucha atencion a los consejos que mis padres y profesores me transmitieron. Antes de comunicárselo , me cuestione mucho, de la reaccion que tendrian , que me dirian, que dirian de mi los demas.Yo hasta ese momento no vivia consciente de que podia ser madre, y no es que me molestara solo lo que pensara o dijera mi familia o los demas , sino que era lo que iba a hacer yo.
El temor de mi familia era que yo iba a ser una “madre improvisada”. Me llamaron irresponsable, irreflexiva e inconsciente, la casa se transformo en un tribunal de justicia, y se escuchaba continuamente , como pensaba criarlo, como hacia para mantenerlo y hasta si seria un buen ejemplo para él.
Al principio pense que todo lo que decian era exagerado, que conseguiria un trabajo, dejar los estudios , y cuidar a mi hijo. Hasta pense que el padre de mi hijo me ayudaria en esta situación. Pero cuanto mas pasaban los meses la realidad me golpeaba, y viví muchos momentos de angustia , soledad e incertidumbre.
Atrás se quedaron las salidas con amigos , mis estudios , mis ilusiones que se parecian mas a un cuento rosa. Empecé a darme cuenta que todo habia cambiado, y a ver el verdadero sentido del problema.
Ahora después de dos años, tuve que aprender muchas cosas; una de ellas, creo que la mas difícil, fue “renunciar”. Ya no soy la hija mimada, sino la madre que duerme poco porque su hijo llora cuando le duele algo,la autoridad que tiene que vencer los caprichos de mi hijo, y la madre que tiene que pensar en que futuro puedo darle.
Hoy puedo decir que tuve una familia que me apoyo y ya no siento que mi caso fue una tragedia. Ahora entiendo a mis padres cuando me hablaron y aconsejaron.
Y puedo darme cuenta ” cuanto temor debieron sentir” frente a la situación.
Tener un hijo es lo mejor que le pasa a una mujer , pero es necesario estar preparada, y sobre todo no saltarse etapas que todo adolescente debe vivir.
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