Todo comenzó cuando Jorgito nació, adelantándose 3 semanas. Al nacer no nos dijeron nada, solamente que el niño había nacido con su cuellito más flácido de lo normal lo cual atribuía a su posición en el vientre, y que con los días mejoraría. Al los días del salir del hospital llevamos al niño al Doctor, para consultarle lo del cuello, y ahí comenzó el dolor emocional más grande que hemos sentido. El Doctor nos dijo “creo que el niño tiene Síndrome de Down, pero no se los puedo asegurar, hay que practicarle un cariotipo para estar totalmente seguros. Después de la noticia, mi esposa lloró y yo sentí un sudor frío sin embargo no lloré y pase un par de días que por más que quería no podía, mi esposa se hacía miles de preguntas, ¿Porque nosotros?, ¿que hicimos mal?. El dolor, la frustración y el miedo se apoderaban de nuestra vida, ya nada era igual, es horrible todo lo que se siente.
Después de 6 meses, estamos felices con nuestro angelito, dispuestos a luchar por él, permitiéndole que se desarrolle lo mejor posible. Para finalizar quiero mencionar las palabras de mi esposa que me hicieron reaccionar: “¿Porque lloramos si nuestro hijo no esta muerto?".
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